"Si yo abriese una escuela de cine, obligaría a todos los estudiantes a pagarse el estudio trabajando. No en un escritorio, sino ahí afuera, en la vida real. Trabajando de seguridad en una discoteca, o de cuidador en un asilo. O si no viajando a pie durante tres meses. Y también practicando deportes físicos y combativos, como el boxeo. Eso contribuye más a convertirlo en director que tres años en una escuela de cine." Werner Herzog.
Este artículo reflexiona en torno a la enseñanza de la técnica y la teoría cinematográfica en nuestro país, contrastando las diferencias sobre el concepto de escuela de cine de los años 60, con las estructuras educacionales que resurgen luego de haber sufrido una especie de proscripción en los primeros años de dictadura.
Introducción
El “Instituto de Cinematografía Educativa” (ICE) fue fundado el año 1929 por Armando Rojas y bajo el patrocinio de la Universidad de Chile, se trata del primer indicio de una institución avocada a la cinematografía nacional, aún cuando la labor de ésta era la producción de materiales con afán educativo y no la enseñanza de la técnica cinematográfica en si.
Pasaron más de 20 años hasta que en 1955 Rafael Sánchez crea el “Instituto Fílmico de la Universidad Católica”, el cual a partir de 1970 pasaría a formar parte de la “Escuela de Artes de la Comunicación” de la Universidad. Dos años después de esto, miembros del “Cine Club Universitario de la Universidad de Chile” fundan el “Centro de Cine Experimental”, que se convertiría luego en el Departamento de Cine, y crearía también una sede en Valparaíso. De esta última egresarían 16 realizadores cinematográficos, se daría origen al emblemático “Festival de Cine Latinoamericano” y al departamento de cine de la CUT. También en 1968, la Universidad Católica de Valparaíso abre su propia escuela de cine.
Luego del golpe se cierra el departamento de cine de la Universidad de Chile y la sede de la Universidad Católica de Valparaíso. Durante los primeros años de dictadura la única opción de estudiar cine en Chile era ingresar a la “Escuela de Artes de la Comunicación” de la Universidad Católica y egresar como “Director artístico con mención en cine”. Esta escuela se cierra el año 76 y su última generación sale solo 3 años después, desapareciendo entonces la posibilidad de realizar estudios de cine en el país. Ignacio Agüero y otros importantes realizadores alcanzan a egresar como última generación.
En marzo de 1982 un grupo de artistas e intelectuales fundan la Universidad ARCIS, una de las primeras instituciones de educación superior privada que, aunque surge en el marco de las nuevas políticas de educación , comienza a conformar una trinchera para académicos y estudiantes exiliados, así como integrantes expulsados por razones políticas de otras universidades. La multitudinaria concurrencia a esta iniciativa culminaría en la creación de distintas instancias que seguirían después caminos independientes. De esta manera, del proyecto ARCIS nace el "Instituto de Comunicación, Arte y Diseño" y por otro lado nace el Instituto de Arte y Comunicación "IACC", que luego se transformaría en la Universidad UNIACC. Por su parte, otro grupo encabezado por el antropólogo Jaime Muñoz crea lo que hoy es el Instituto ARCOS, el cual en plena dictadura abrió una puerta a quienes quisieran seguir una profesión en los dominios del Arte y la Comunicación.
Las Escuelas de la Transición
“Hay un problema conceptual de fondo. Se ha tomado la mala costumbre intelectual de llamarle transición a cualquier cosa o, para ser más riguroso, a un acontecimiento importante pero que no marca un verdadero quiebre. En la tradición sociológica la noción de transición significaba el proceso de pasaje de un tipo de sociedad a otra. En Chile y en América Latina se ha optado por llamar transición a procesos que, por lo menos en el caso chileno, no generan cambios institucionales de fondo aunque signifiquen cambios de dirección y orientación en la cúpula del Estado. Es importante que el dictador Pinochet haya entregado el gobierno a un presidente electo y que la serie no se haya interrumpido. Pero conceptualmente no basta para identificar el comienzo de una nueva sociedad.”
Hoy, a 20 años de la caída del régimen militar, existen en el país más de 30 posibilidades distintas de estudiar la carrera de cine o de comunicación audiovisual. De todas estas, sólo 3 de las instituciones que imparten la carrera corresponden a universidades tradicionales; la Universidad de Chile, la Universidad Católica y la Universidad de Valparaíso. Existen, además de estas, por lo menos 10 Universidades privadas y 18 institutos profesionales o escuelas privadas que imparten la carrera. Cada una de estas tiene vacantes que van desde los 20 a los 60 estudiantes.
Alrededor de mil profesionales y técnicos al año, ¿“profesionales” o “técnicos”?, este es un punto central. El antiguo cineasta ha sido desdoblado, clonado, sufre de esquizofrenia. Audiovisualista, técnico audiovisual, realizador audiovisual, realizador en cine y televisión, son algunos de sus otros yo. La “profesionalización” del cine trae consigo nuevos entes. Cabe preguntarse entonces, ¿cuáles son las razones y las características de la fundación de 30 escuelas de cine en menos de 20 años?, ¿Quién crea una escuela de cine y qué lo motiva?
Para el cine chileno, el tipo de transición que sigue el país influye enormemente en las características de sus nuevas estructuras de formación cinematográfica. Nuestra transición fue pactada para perpetuar el sistema neoliberal, y por ende, el panorama en el cual surge la creación de las nuevas carreras durante las dos últimas décadas y el contexto de fundación de las escuelas de cine de los años 50 y 60, no son comparables.
Las primeras escuelas de cine fundadas en Chile coinciden con un momento de efervescencia mundial, son creadas desde la preocupación y la convicción sociopolítica de pioneros como Sergio Bravo, Pedro Chaskel, Héctor Ríos, Helvio Soto, y muchos otros. A partir de 1990, los “cambios de dirección y orientación en la cúpula del Estado” que ofrecía la pomposa nueva democracia, no representaba el comienzo de una nueva sociedad ni muchos menos, pero en el caso del cine, significaba la posibilidad de volver a sembrarse en el país después de largos años de destierro.
El cine como carrera no vive el mismo proceso de privatización que el resto de las estructuras educacionales, el campo no se privatiza, se destierra, se extermina, y luego renace bajo el marco del mundo privado. Lo que cambia entonces es el concepto mismo de escuela, éstas resurgen inmersas en una lógica de producción industrial, aún cuando algunas conservan discursos sociales relacionados con la memoria, la identidad o el compromiso. El explosivo incremento de escuelas responde directamente al desarrollo propio de una expansión de la producción audiovisual de manera industrial y de acuerdo a las lógicas y necesidades del sistema neoliberal. Publicidad, telenovelas, series, etc. En la mayoría de los casos significa abrir una carrera más, una ventana comercial más dentro del mercado educacional.
¿Podría Luis Cornejo estudiar cine hoy? ¿Podría ser parte de la Escuela de Cine de la Universidad de Chile? Lo más probable es que no. Sí lo harían Ruiz o Littin.
Las tres escuelas de cine correspondientes a universidades tradicionales piden un puntaje de corte mayor a los 600 puntos, las demás deambulan por los 500 o 400, pero en la mayoría de los casos, y como es común en la educación en Chile, el único requisito es pagar.
De las escuelas de universidades tradicionales la más cara es la Universidad Católica, con un arancel anual de 3 millones 600 mil. La Universidad de Chile comenzó hace 5 años con un arancel de 2.190.000, sin embargo, lo más probable es que a fin de año supere los 3 millones de pesos. De las Universidades Privadas, UNIACC encabeza la lista de precios con un arancel anual de 4 millones 400 mil pesos, la sigue la Universidad del Desarrollo con 4 millones. Y en el caso de los Institutos profesionales, la “Escuela de Cine de Chile” puntea con alrededor de 3 millones y medio.
¿Quién decide estudiar cine? ¿Cuales son sus motivaciones?
En Chile estudiar es un privilegio para las clases altas y una posibilidad de surgir para las clases medias y bajas. Si un estudiante pobre lograra tener la posibilidad de ingresar a la universidad es muy poco probable que decida estudiar cine. El cine es sin duda el arte más caro de realizar, históricamente sus realizadores han pertenecido a las clases medias y altas. Cuando éste arte se ha volcado a lo social ha sido casi siempre por la conciencia de cineastas de clase media y alta que deciden comprometerse con los marginados. Pero el debate sobre arte y compromiso, o arte y elite es ya muy antiguo.
“…que un cine alejado de las grandes masas se convierte fatalmente en un producto de consumo de la élite pequeño burguesa que es incapaz de ser motor de la historia.
El cineasta, en este caso, verá su obra políticamente anulada… que las formas de producción tradicionales son un muro de contención para los jóvenes cineastas y en definitiva implican una clara dependencia cultural, ya que dichas técnicas provienen de estéticas extrañas a la idiosincrasia de nuestros pueblos.”
Obviamente las motivaciones de los estudiantes de hoy son muy variadas, muchos quieren ser Tarantino, otros Kubrick, y otros conservan las mismas motivaciones que los que escribieron el manifiesto referenciado anteriormente. Sin embargo, las condiciones para estos últimos son diametralmente opuestas, el Chile de la UP y del sueño socialista, contra el Chile de la concertación y de Piñera, ejemplo mundial de un sistema neoliberal “exitoso”.
El cine político en Chile se presenta como “añejo”, como clásico, no se renueva y se dice obsoleto. Cada Escuela de Cine tiene sus “alumnos estrellas”, y en estos se encuentra la culminación de sus intenciones, la correspondencia máxima con el
“perfil del egresado”, pero, ¿cómo se evalúa la calidad del cineasta y de su obra? Pareciera primar en el rostro del éxito el camuflaje de estilos extranjeros y el reconocimiento internacional de la obra. El rol del cine en la sociedad
La Escuela de Cine de Valparaíso y la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad de Chile surgen el 2003 y el 2006 respectivamente, ambas intentando rescatar el espíritu de lo que fue su cuna, el Centro de Cine Experimental de la Universidad de Chile. Surgen entendiendo el concepto de escuela de cine como un “espacio donde se reflexiona el cine como realidad cultural imprescindible para el desarrollo integral de la nación”. Sin embargo, en algunas escuelas privadas existen discursos muy parecidos al anterior y de holgada anterioridad (en democracia). Es el caso de ARCIS o de “La Escuela de Cine de Chile”.
Los ideales fundacionales de estas escuelas parecieran muchas veces sobrepasados por la naturaleza de sus estructuras. Es necesario señalar entonces que existen en Chile instancias paralelas a la enseñanza tradicional y que rescatan notablemente el legado del cine de los años 60, quiero destacar sólo 3 de estas, que poseen el espíritu que alguna vez motivó el cine en Chile:
- La Escuela Audiovisual Popular de la población la Victoria, gestionada por el canal de televisión comunitario “Señal 3: La victoria” en coordinación con el Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. Permite la enseñanza de la técnica y teoría audiovisual y periodística a jóvenes de escasos recursos.
- La Escuela Audiovisual Popular impulsada entre mayo y julio del 2010 por estudiantes de Periodismo y Cine de la Universidad de Chile. Contó con la participación de alumnos de Villa Olímpica, Lo Hermida y La Faena.
- Y por último, existe un documental llamado “Alex Lemún renace”, este documental retrata los días posteriores a la muerte del weichafe Alex Lemún, asesinado por carabineros en el mes de noviembre de 2002. La realización de este documental se enmarca principalmente en los acontecimientos del funeral, y lo que nos atañe es que su producción se enmarca en el desarrollo de un taller audiovisual llamado Taller Kara Lem, del Colectivo Ka Kiñe.
“… las personas que están interesadas en mejorar las condiciones sociales deben trabajar directamente en eso, y no tener la fantasía de que con un documental pueden influir directamente en la recuperación de esas condiciones…” Existe la concepción de que el cine hace de por sí una contribución a la sociedad, se presume como instrumento y forma de conocimiento, de reflexión y de representación crítica de la sociedad y de sus individuos, realidad para pensar. Pero, ¿qué tan ligado esta el cine chileno a su contingencia política?, y ¿cuál es su real aporte y/o alcance? ¿hasta qué punto puede contribuir el cine al cambio social?
Si ya es pretencioso decir que el cine contribuye de por sí a la sociedad, es más pretencioso aún decir que pueda contribuir directamente al mejoramiento de las condiciones sociales. Frederick Wiseman creía que esto era una fantasía, que el progreso de estas se lograba en la confluencia de muchos factores, y que el documental podría jugar un papel ahí, pero si se pretendía mejorar las condiciones sociales se debía trabajar directamente en esto.
“El artista no puede comunicar una emoción que no haya sentido antes, y la finalidad del arte es comunicar emociones… La emoción es un medio para lograr un efecto de conocimiento, de revelación.” Motivación y finalidad del cine, motivación y finalidad de una escuela y de sus estudiantes. ¿Cuál es el compromiso de las escuelas de cine de hoy? ¿Existe hoy algo de las escuelas de antaño? ¿Existe algo de la visión de Wiseman y Tarkovski sobre lo que es, puede y debe hacer el cine?
INFORMACIÓN ANEXA:
Se adjunta parte de la información recabada durante la redacción de este artículo. La información por cada caso varía gradualmente ya que algunas instituciones no ponen a disposición de manera clara los costos, condiciones de ingreso o historia de la carrera:
Universidades Tradicionales (3):- Universidad de Chile: Carrera de Cine y televisión. Fundada el 2006. Puntaje de ingreso vía PSU de 650 puntos, 60 vacantes, arancel anual de 2.900.000.
- Pontificia Universidad Católica de Chile: Comunicación social, mención en dirección audiovisual. Puntaje de ingreso vía PSU de 650 puntos, 95 vacantes, arancel anual de 3.600.000.
- Universidad de Valparaíso: Carrera de Cine. Fundada el 2003. Puntaje de ingreso de 600 puntos, 45 vacantes, arancel anual de 2.600.000.
Universidades Privadas (10):
- UARCIS: Carrera de Cine y televisión. Fundada en 1993. Arancel anual de 2.000.000.
- Universidad del Desarrollo: arancel anual de 4.000.000.
- UNIACC, arancel anual de 4.400.000, no piden PSU.
- Universidad Mayor sede Santiago: arancel anual de 3.200.000.
- Universidad de viña del mar: arancel anual de 2.200.000.
- Universidad del mar: arancel anual de 2.400.000.
- Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar.
- Universidad Mayor sede Temuco: arancel anual de 1.600.000.
- Universidad de las Américas: arancel anual de 2.300.000.
- Universidad del pacífico: Licenciatura en Comunicación Visual, arancel anual de 1.000.000.
Institutos y Escuelas Privadas (18):
- Escuela de Cine de Chile, Fundada en 1995. No exige PSU, arancel anual de 3.300.000.
- Escuela de cine de Valdivia (nueva) 2006.
- INACAP, arancel anual de 2.000.000.
- La toma: fundado el 2003.
- Instituto Profesional Santo Tomás, Sede en Santiago, Talca y Concepción.
- DUOC sede San Carlos de Apoquindo, arancel anual de 2.200.000.
DUOC sede Concepción: arancel anual de 1.500.000.
DUOC sede Viña del mar: arancel anual de 2.000.000.
- Instituto Profesional INCACEA: Sede en Santiago y en Viña del Mar.- Centro de Formación Técnica Interamericano de Educación y Cultura- CIDEC: Técnico de Nivel Superior en Comunicación Audiovisual, Sede en Viña del Mar, Talca, Concepción y Santiago.- Centro de Formación Técnica Escuela de Altos Estudios de la Comunicación y Educación EACE: Técnico de Nivel Superior en Comunicación Audiovisual. Sede en Santiago.