Tilva Ros



Tilva Ros es el primer largometraje del director serbio Nikola Lezaic (29) luego del cortometraje “Bokser ide u raj”. La película, en breves palabras, trata sobre el último verano de juventud de un grupo de skaters, donde se sigue a dos amigos, Toda y Stefan, quienes graban una serie de actos peligrosos y sin sentido al estilo de la serie de TV “Jackass”. A la llegada de su vieja amiga Dunja, se disputan -prácticamente sin disputarse- quien se queda con ella.

Ese es más o menos el argumento, pero subterráneamente son muchas más las cosas que se desplazan.
Estamos en una zona periférica de Serbia, donde al parecer las cosas no van del todo bien. Pero ojo, aquí no estamos en guerra. Las protestas de los trabajadores nos muestran la inestabilidad de la zona, mientras los skaters viven en su mundo, inconscientes de cualquier política, inconsciencia del entorno social.
Mientras el padre de Stefan es un dirigente sindicalista, y de buena condición económica, el padre de Toda es un obrero. Mientras Stefan se prepara para ir a la universidad, Toda no sabe qué será de su vida y decide renunciar a proponerse cosas. Todo esto, está implícito bajo subtextos y jamás durante toda la película, los personajes dirán un solo dialogo interesante y, menos aun, protestante o político.

Tilva Ros es una película ultra protestante, como la juventud misma. ¿Pero de qué forma protestan estos jóvenes? De la única forma de protesta pura y dura frente al mundo: poniendo en riesgo sus vidas con actos sin sentidos.
¿Las razones?
“Quien quiere razones cuando hay heroína”
(Trainsspotting)
La cita no es gratuita. Y es que la película de Dany Boyle basada en la novela de Irvin Welsh era un referente en cuanto a películas sobre la juventud en los 90. Desde el punto de vista de las drogas, claro. Y es precisamente en este punto donde Tilva Ros se desmarca del tema general de las películas adolecentes: el sexo y las drogas.

** Spoiler **
En Tilva Ros no hay escenas de sexo y el alcohol, mientras que las drogas pasan a un segundo plano. No se sostiene en estos “pilares fundamentales” del cine adolecente. Es más, a pesar del triangulo amoroso (que simplemente cruza la película como una tensión por algunos momentos) ni siquiera muestra un beso. ¿Un triangulo amoroso sin besos? Lezaic utiliza una serie de sutilezas elípticas para narrar su historia.
Ahora bien, que la película no se base en las drogas y el alcohol no significa que no tenga escenas de este tipo. De hecho, una de las mejores escenas de la película viene dada por uno de los skaters borracho siendo molestado por sus compañeros. La escena está filmada en un plano fijo de varios minutos, donde solo vemos al borracho y escuchamos las voces de sus amigos hostigándolo por “hacerse el bueno” y por ser tan flojo. Le preguntan “¿Por qué andas en skate?” y él, dentro de su llanto de borracho, responde “Porque me gusta, y porque es mi vida”. Una declaración que puede ser tomada de mil formas y, ese skate, es el cine mismo.


El director ha sido muy claro en que mientras se planteaba la película, trató de evitar en todo momento la utilización de metáforas de cualquier tipo. Según él, simplemente quería contar una historia adolecente.
Esta postura de los personajes principales, absolutamente ajena a la política, la hace una película bastante política. Uno termina viendo claramente qué elementos puntuales dan curso a nuestras vidas (¿Seguridad social? ¿Salud? ¿Educación Universitaria?), y luego acaba preguntándose: ¿Cuáles son las oportunidades reales de los protagonistas? ¿Tienen que entrar en el sistema como todo el mundo? Cuando Toda presenta su curriculum en blanco en un ensayo de entrevista de trabajo, es interpelado: ¿Por qué debería contratarte? y respondiendo bajándose los pantalones frente a todo el mundo.
Resulta magnifica la escena donde Toda discute en un callejón con Stefan, justo en el momento en el que una marcha obrera pasa frente a sus ojos. Todo el grupo se mete en la marcha e incluso Stefan se atreve a subirse a un carro policial a registrar con su cámara a las personas pasando. Se produce entonces un cruce entre ambos mundos, pero los jóvenes aun siguen intactos en su mundo rebelde y terminan saqueando un supermercado.

Pasando al tema visual, la fotografía de la película se asemeja bastante a la fotografía de Gummo, de Harmony Korine, y tampoco es coincidencia. En este apartado el director se declara influenciado por esta película. Y con razón. Si Trainspotting fue la película adolecente cool de los 90’s, Gummo lo fue en un sentido grotesco, entregando un retrato acabado del patio trasero juvenil norteamericano: jóvenes frágiles moviéndose por sitios enfermizos. Filmada con una cámara Red One, y entremezclada con imágenes de cámaras caseras al estilo de la película Tarnation, crea un contraste bastante interesante. Mientras la cámara principal crea un relato preciosista de los jóvenes y su entorno, lleno de suaves movimientos y en baja profundidad de campo, la cámara casera nos entrega una dimensión más cruda y violenta, desde la óptica personal de los personajes, a modo documental. Y esto, nuevamente, tampoco es una coincidencia.
Toda, en la vida real es Marko Todorovic, Stefan en la vida real es Stefan Djordjevic, Dunja en la vida real es Dunja Kovacevic. Cada uno de ellos se interpreta así mismo, y es que Tilva Ros nace de ellos mismos.
Lezaic cuenta que la idea de hacer la película nació después de ver Crap: The Pain is Empty, un documental de bajo presupuesto (o mas bien nulo presupuesto) grabado con una cámara Mini DV por Toda y Stefan, donde se someten a una serie de actos al estilo del programa “Jackass”, como poner sus testículos sobre una rueda de bicicleta girando, darse de varillazos en la espalda, rodar desnudos sobre matas de ortigas, atravesarse clavos por la boca, etc. Una serie de hermosas y delicadas pruebas para estómagos fuertes (el documental está en descarga directa desde paginas serbias, es difícil de encontrar (“leer”) pero se puede). Muchas de las escenas de este documental son utilizadas en la película. Recuerdo que me llamó mucho la atención la edad que parecían tener los protagonistas de la película en las imágenes de video, donde efectivamente eran mucho más jóvenes, espaculando incluso que uno de ellos podría haber dirigido la película, y estuvo cerca.

Lezaic cuenta que de a poco comenzó a acercarse al grupo de Toda y Stefan para escribir el guión de la película. Guión que finalmente nunca les mostró a los actores, quienes fueron siendo informados de las escenas en el rodaje mismo. Curioso método empleado por Lezaic, que trajo como resultado actuaciones creíbles y naturales. Curiosamente, las películas mas interesantes de los últimos años han sido protagonizadas por personas sin conocimientos de actuación que se interpretan a sí mismos.
Pasamos ahora al siguiente elemento importante dentro de la película: la música.
Plagada de canciones de corte ultra independiente (“indie”), pero alejada en todo momento de esa bazofia estandarizada del mal llamado “cine independiente norteamericano”. A pesar de ocupar en su mayoría bandas norteamericanas como Panda Bear, Privacy, Leatpants, Baggy Times, Conyugal Visit, etc. agregan la musicalidad precisa y necesaria en algunos momentos de la película. Impagable es el momento en que escuchamos a Noah Lenox entre fuegos artificiales. La música, más que adornar cualquier escena, funciona como motivo de aquellas, como cuando Toda y Stefan se divierten haciendo el idiota en el karaoke o mientras uno de sus amigos rapea para ganarse un helado.
A pesar de contar con Panda Bear en su banda sonora, resulta llamativo que la gran mayoría de las otras bandas no tengan una mayor difusión, y tengan la mayoría de sus discos a disposición de cualquier persona mediante licencias Creative Commons. En ese sentido, se agradece la novedad y el valor de la búsqueda sonora que envuelve al film.
El skate está presente en la mayoría de las escenas de la película y claro, a la larga se convierte en el escudo y la espada de los personajes, como también de la narración. Esto agrega un mayor movimiento a las escenas y nos sumerge aún más en torno al sentido tribal y pasional de los skaters. Vuelvo a la escena de la marcha, donde a través de un plano secuencia vemos al grupo de amigos pasar en sus skates por entre la marcha obrera para luego entrar a un supermercado y atravesar sus pasillos saqueando y destruyendo todo, solo por diversión. Una escena que recuerda mucho al video clip de Smashing Pumpkins, 1979. Y no son pocos los parecidos de la película con el video de Bill Corgan: destrucción, autodestrucción, locuras y colinas.
Un dato curioso con respecto a este mismo tema, es que la gran mayoría de la crítica cinéfila internauta suele comparar a la película con Paranoid Park, generalmente, en desmedro de Tilva Ros. Y esto, personalmente, creo que es una falacia. Que ambas películas hablen sobre skaters no significa que sean iguales, o que sea una copia. De hecho, las diferencias entre ambas son tan notorias que no creo que sea necesario enumerarlas. Los tratamientos narrativos y visuales de ambas películas son completamente distintos.
Al respecto Leizac se defiende:
“Cuando comencé a escribir el guión de “Tilva Ros,”Paranoid Park” aún no se había estrenado. He de confesar que la vi por primera vez en el Festival de Montpellier, donde yo presentaba un corto. Para entonces ya tenía escrita la primera parte de la película. En cuanto comenzó “Paranoid Park” con la escena del chico andando en ese campo abierto pensé…. ¡pero si esta es una escena de mi película! ¡Me la robó! (bromea y ríe). No, en serio, fue un bajón aunque debo reconocer que es evidente que mi película tiene influencias del cine Indie Norteamericano, pero si nos referimos a Gus van Sant, “Mi own private Idaho” tiene una mayor influencia en mí que “Paranoid Park.” Sinceramente, no me molesta que digan que mí película tiene influencias de Gus van Sant, pero realmente, yo no las siento. La película que más tuve en mi cabeza a la hora de rodar fue Thumbsucker” de Mike Mills.”
(Entrevista realizada en el Festival de Guijón 2010)
En fin, podría seguir enumerando aun más cualidades, pero con esto ya es suficiente como para hacerse una idea de la grandeza de esta película.
Sin embargo, como dije antes, no es para cualquier público. De hecho, de las dos funciones en que vi la película la gente no salió muy entusiasmada. Y es que a veces las películas funcionan así, no son para todo el mundo. De hecho, en el pasado Festival Internacional de Cine de Valdivia paso sin pena ni gloria, mientras que en Europa ha ganado el premio a la mejor película en el Estoril Film Festival de Portugal y en el Sarajevo International Film Festival, y ha sido seleccionada en otros tantos como el Festival International de Guijón, Noordelijk Film Festival de Holanda, por nombrar solo dos.
Después de ver la película dos veces mantengo mi veredicto; una película magnifica en todos los sentidos, pero más aún, porque se sale de la norma y rechaza los clichés resecos del cine juvenil tradicional e instala personajes creíbles y naturales, que no tienen grandes diálogos ni se hacen muchas preguntas sobre la vida. Simplemente están en un momento complejo, que ni siquiera alcanza a ser una tragedia.
Ahora, es una película llena de subtextos, violenta por momentos y a veces incluso chocante, con decisiones formales evidentes que por momentos pueden resultar tediosas para algunas personas. Pero, si tuviste una juventud autodestructiva y sin sentido, si te gusta el skate, la música de Noah Lenox, Jackass, Smashing Pumpkins, emborracharte con tus amigos, alejarte de la ciudad, si nunca te interesó la política, si tuviste uno de esos veranos azules y si alguna vez te peleaste con tu mejor amigo por una mujer, entonces vas a amar esta película tanto como yo.

* Recién esta semana se estrenará en Serbia, llegando de vuelta de los festivales internacionales.