No existen malas películas… sólo in-com-pren-di-das 2


“Cartagena Vice” 1991
Dir: Pedro Araya
Pro: Heinz Vogler (!!!)
“- Le dicen el especial…
- ¿Y por que?
- Por que le falta un brazo y no es completo
- AHHH!
(Chiste de Autogol al referirse al peor villano de Cartagena).



Dicen que Belloni vendía sus videofilms antes de hacerlos, dicen que escribía el guión en un par de días antes de grabarlas, dicen que realmente solo creaba un titulo gracioso e improvisaba una serie de rutinas, dicen que al final lo único que le importaba era que el afiche fuera rasca, pero atractivo, para el publico que íbamos a los videoclubs a mirar por largas horas afiches y cajas de películas y pudiéramos tomar la solemne decisión de qué película íbamos a ver esa noche.


Es muy común en el medio audiovisual encontrarse con personas que actualmente graban matrimonios o tienen algún cargo poco romántico entorno al tema, y que fueron asistentes en alguno de los trabajos de Belloni en su etapa de los 90. La mayoría miente, buscan una razón para ser interesantes o pertenecer a un hito como son estos videofilms.

Este film pertenece a la trilogía más recordada de Belloni: “Manso Asado”, “Mansa Fiesta” y “Cartagena Vice“, la cual es mas cercana a la siguiente etapa de Che Copete (“Vengador del hoyo”, “Donde esta el Chofer”, etc.)… En las manso podemos notar a ese intento de Che Copete que aparte de ser el beodo Cantinflista con algunos intentos infantiles de aproximarse incluso al Chaplinismo, personaje mas distanciado de ese chileno pseudo argentino de su etapa de la Tía Carlina (con dos entregas en video, al parecer muy inferiores a como era ver ese show travestil), Cartagena Vice es algo totalmente diferente.



Belloni hace de Houn Johnson una evolución del roto chileno, una mezcla entre detective de Florida y un viejo que vende sandias afuera de algún balneario. Extrañamente llega a una Cartagena de “temporada baja”, sin hippies, sin viejas comiendo melón en la orilla de la playa, sin cabros chicos bañándose con shorts futboleros. Un Cartagena que recuerda sus glorias como balneario aristócrata de comienzo de siglo, donde los niños hacen un desfile para recibir al nuevo detective que viene a hacer justicia.

Narrativamente es extrañamente interesante, si sacamos esos chistes que escuchamos y seguiremos escuchando de pésimos humoristas chilenos. Admitimos que tal vez lo único chistoso es ver como Belloni cada vez que puede queda patas paarriba después de tirar cada chiste o cada 10 segundos que avanza una escena. Podemos notar un film surrealista con escenas tan brillantes como cuando entran unos asaltantes a robar a un grupo de ancianas y las violan, cuando cae un hombre de una escalera y al lado mira un albañil cantando boleros, o la brillante escena de la iglesia, donde se realiza una elipsis de tiempo mostrando un burro cruzando la playa… como olvidar esa bomba de tiempo que incoherentemente alguien la pone en una casa y durante toda no podemos entender su conexión con ella misma…BRILLANTE.



Con incluso influencias kafkaianas, tal vez gracias a un productor con nombre de svástica como es Heinz Vogler, es casi una analogía a “El Castillo”. Houn Johnson llega sin tener un caso claro, manejando un auto descapotable con tecnología obsoleta y que recorre Cartagena entre los poderes fácticos y al final terminando en bares y topless del balneario. No resuelve ni un caso y solo termina en conversaciones incoherentes con los habitantes de Cartagena.

- “Sabes de que tengo ganas?, de dejarte tonta hasta el viernes, de mechonearte esta noche y dejarte mongólica hasta el domingo y depilarte las axilas” (bolero de la escena romántica de Cartagena Vice)



A pesar de lo dilatada que es la película a ratos, a pesar de tener que soportar a Oscar Gangas haciendo de Venezolano, a pesar de sus falencias técnicas, a pesar de lo tonto del personaje “Autogol”, a pesar de forzar la trama a ratos a una especie de comercial de cámara de turismo de Cartagena, es de los últimos momentos de un Belloni sincero, flaco, que tenia que forzar la panza hacia afuera…era la etapa en que Belloni era un soñador que quería mostrar su humor. Como acostumbramos a decir: un hombre que quería contar historias. Y al que el tiempo lo convirtió en un bufón de un terrateniente de la televisión, que últimamente nos entregó una triste imitación en cine con una presupuesto abultado en comparación con lo que acostumbraba hacer con tres técnicos, un puñado de humoristas y un productor nazi.

¿Cuánto queda del Belloni de Cartagena Vice, que manejaban un Simca 1000 con una cara de picaron y cejas pintadas con corcho? Hoy Belloni mira su descapotable estacionado al lado del terrateniente del Porshe.